La pesca de arrastre, consiste fundamentalmente en el uso de una red lastrada que barre el fondo del mar, capturando todo lo que encuentra a su paso. Es un arte de pesca muy poco selectivo así como muy nocivo para los fondos oceánicos.
Estas características hacen de ella que sea una manera de pesca siempre cuestionada y con amplias regulaciones. Cosa que hace que el sector esté siempre pendiente de aquellas nuevas leyes que continuen restringiendo la actividad y provoquen la prohibición definitiva o de facto.
A finales del siglo pasado se prohibió el arrastre a profundidades menores de 50 metros con el objetivo de proteger las praderas de posidonia y todo su ecosistema. A pesar de esto, las presiones para que se incremente la protección hasta los 150m de profundidad son cada día más importantes, por lo que probablemente, esta protección de los fondos marinos frente a la pesca de arrastre llegará en breve. También se han protegido los fondos de coralígeno y los mantos de rodolitos, así como la pesca de arrastre a profundidades mayores de 1000m.
Cómo podemos entender, la situación es cada vez más complicada para el sector. Afortunadamente, el Plan Nacional de gestión integral de la pesca en el Mediterráneo no hace demasiado caso a las recomendaciones científicas y plantea reducciones del esfuerzo para la flota de arrastre y de las capturas muy menores a las recomendadas. El gobierno propone reducciones del 10% frente a demandas científicas del 80%. Hace años que los planes integrales proponen acabar con la sobrepesca, cosa que no ha ocurrido hasta ahora.
La vía europea
Sin embargo, la postura de la Unión Europea es mucho más clara y decidida. La Estrategia sobre la Biodiversidad marca para el 2030 el objetivo de convertir el 30% de las aguas comunitarias en áreas marinas protegidas, preservando un 10% de estas zonas de manera estricta. La Comisión Europea anunció para este año una hoja de ruta y un plan de acción que incluirá medidas para limitar la pesca de arrastre de fondo, tipo de pesca al cual cataloga como la actividad más perjudicial para la biodiversidad y el fondo marino. Así mismo, el Fondo Europeo Marítimo de Pesca y de Acuicultura anunció que continuaría contribuyendo a la transición hacia técnicas de pesca más selectivas y menos perjudiciales.
A finales de 2020, la Comisión Europea aprobó reducir un 7.5% las jornadas de pesca de arrastre en el Mediterráneo. Esta medida, como era de esperar fue valorada muy negativamente por el sector, aunque la propuesta inicial de rebaja era del 15% del esfuerzo pesquero. Con estos precedentes podemos suponer que probablemente habrá una nueva rebaja para el 2022.
Si a todo esto sumamos las cada vez mayores restricciones que se han ido introduciendo en las dimensiones mínimas de las redes, en la reducción del esfuerzo pesquero, la cantidad de capturas, el tamaño de las especies, el aumento de vedas, etc. podemos entrever el complicado futuro que se le presenta a la pesca de arrastre.
Opciones de futuro
Hemos de tener en cuenta que la Política Pesquera de la Comunidad Europea apuesta claramente por la reducción del impacto sobre los ecosistemas marinos y como consecuencia, reducir la actividad del arrastre. Por este motivo, se debería de empezar a buscar otras fuentes de ingresos. Una opción de presente es el turismo pesquero, opción apoyada y subvencionada por las administraciones.
Además, iniciar los estudios pertinentes para que, a medio o largo plazo y aprovechando las estructuras de las cofradías de pescadores, derivar de forma complementaria hacia la actividad de las piscifactorías.
Desde Josep Crespo Assessors estamos a tu disposición para ampliar o detallar todas estas cuestiones.